centro de reflexión, encuentro y solidaridad

El presente informe pretende dar a conocer la lucha que algunos miembros (principalmente mujeres) de la comunidad de Bella Vista, en Haina (República Dominicana), mantienen para evitar que el lodo y las aguas negras inunden sus casas. A lo largo de las sucesivas páginas web que se enlazan desde aquí se muestran fotografías, vídeos, narraciones y testimonios de un proceso que se inició en julio de 2005 pero que tiene visos de durar mucho tiempo. Hasta que no se realice una canalización  rigurosa que acabe de una vez por todas con este problema, la comunidad seguirá levantada exigiendo sus derechos
 
Revista El Viralata, n 17, agosto de 2005, Santiago de los Caballeros, Rep. Dominicana

El municipio de Haina, al oeste de Santo Domingo, es una de las zonas más ricas del país. Allí prolifera una desarrollada industria impulsada por el puerto marino más importante del país, y tierras magníficas, convertidas, en el proceso de privatización, en botín político. Sin embargo, allí coexiste la más profunda de las pobrezas.

El huracán Emily, de hace unas semanas, rozó la isla con sus lluvias torrenciales, que sumadas a las que dejó Dennis, hicieron que más de 100 casas de los vecinos del barrio de Bella Vista y de Los Rieles, en Haina se inundaran, en dos ocasiones, y cerca de 200 fueran afectadas, en apenas quince días. De una manera u otra, las inundaciones perturban sensiblemente la vida de toda la comunidad. Cada vez que llueve las casas se inundan y el lodo se convierte en el suave suelo de los pies descalzos de los niños. Eso no debiera haber sucedido si la cañada no hubiera desaparecido, hace tiempo, a base de basuras y aguas residuales. El barro, compuesto principalmente de las heces y basuras que la ciudad echa desde más arriba, sin fosa séptica que las contenga, se convierte en foco de infecciones y de la más terrible de las enfermedades que allí surgen: entre éstas, el dengue, el cual ya ha causado la muerte a tres personas.

Episodios similares de desolación e inundación de las casas ocurrieron anteriormente, con alguna frecuencia, y resultaba triste contemplar cómo la gente lo asumía con resignación, sin hacer valer sus derechos. No fue hasta el 21 de julio de 2005, día en que falleció Fanny Santana, que se encendió la chispa de la lucha por la dignidad entre los habitantes de Bella Vista. Fanny murió a causa del dengue. Si no hubiera existido el fango, si las aguas, incluyendo las residuales, estuvieran correctamente canalizadas, quizás hoy Fanny seguiría estando con nosotros.

Sin embargo la muerte de Fanny no ha sido en vano ya que su espíritu de lucha ha invadido a muchos de los miembros de la comunidad, los cuales empezaron a organizarse para reclamar sus derechos.

La primera tarea consistió en hacerse notar. Para ello prepararon unos carteles que utilizarían en su recorrido por las calles de Haina, desde el corazón de Bella Vista hasta el ayuntamiento, donde exigirían entrevistarse con el síndico. Se podía leer consignas contundentes tales como: “¡Queremos vivir!”, “¡No estamos pidiendo, estamos reclamando un derecho!”;  algunas referidas al síndico de Haina “Marino Lora  cumple ahora”; y otras que recogían una frase de Fanny dicha en una reunión comunitaria, hacía poco menos de diez días: “¡Si no hacemos algo vamos a morir todos y todas!”.

Unos cien residentes de la comunidad de Bella Vista, en Haina, recorrieron la ciudad manifestando su indignación por la lamentable situación que padecen cada vez que llueve. El 27 de julio de 2005 es un día que habrá que recordar pues fue la primera vez que las gentes, en su mayoría mujeres y niños, se echaron a la calle para reclamar sus derechos. Este acontecimiento supone la base para organizar futuras manifestaciones mucho más numerosas.

Tras el largo recorrido, se concentraron ante la puerta del ayuntamiento donde gritaron consignas exigiendo ayuda y el cumplimiento de las promesas anteriores del síndico de Haina, Marino Lora.

Pronto, por exigencias de la policía, se formó una comisión a la que atendería  el vice-síndico ya que, según decía, el síndico estaba fuera de la ciudad. La comisión que representaba a la comunidad decidió que de allí no se moverían hasta que les recibiera el síndico. De este modo, una hora después de estar ocupando el despacho (la policía no perdió detalle), Marino Lora, síndico de Haina, volvió de sus quehaceres y se dignó a dialogar con los representantes de Bella Vista.

La reunión transcurrió tranquilamente y se expuso la problemática del barrio. El síndico escuchó con atención y se comprometió a resolver el problema, aunque dijo que la responsabilidad de la desastrosa cañada no era del Ayuntamiento, sino de la planta energética EGE-Haina. A pesar del declive de responsabilidades, por la tarde una excavadora contratada por el ayuntamiento ya estaba quitando cientos de kilos de lodo.

Según el síndico, EGE-Haina construyó un muro de contención que provocó que las aguas no tuvieran salida al mar, de este modo las aguas sucias que venían de arriba rebotaban e inundaban las casas de los y las habitantes de Bella Vista. Esta acusación alarmó a todos

Como en los medios de comunicación el síndico no salió muy bien parado, a éste se le ocurrió organizar una nueva manifestación para dos días después en contra de EGE-Haina. Las vecinas y vecinos de la comunidad se organizaron de nuevo para hacer carteles y vociferar críticas a la empresa.

La junta directiva de EGE-Haina recibió a la comisión en la propia planta energética, donde se expuso de nuevo la problemática de Bella Vista. El síndico de Haina y el miembro de Onè Respè Rafael Jiménez explicaron detalladamente la problemática de la cañada y las responsabilidades que debía asumir EGE-Haina. El gerente de la empresa negó que ellos hubieran hecho un muro de contención sino un muro de drenaje (lo cual, al parecer, es incierto) pero se comprometió a ayudar a la comunidad. Al día siguiente ya había un equipo de personas que estaban quitando la basura que se había acumulado en el túnel del muro de contención que conducía hasta el mar.

Uno de los sucesos más curiosos es que, tras la reunión con EGE-Haina, una persona que quiere ser síndico la próxima legislatura brindara su dinero para fumigar algunas de las casas. La cuestión es que se fumigó de forma tan aleatoria y sin ningún viso de racionalidad que el peligro de intoxicación que provocó puso en tela de juicio su capacidad de gobernante.

Aunque parece que las intenciones por parte del ayuntamiento y del síndico son muy favorables a los intereses de Bella Vista queda un enorme trabajo por delante y no escasean los problemas. Por ejemplo, una de las excavadoras quitó tanto lodo que al día siguiente, por culpa de una noche lluviosa, se formó un enorme lago. Este lago, que aún persiste, ha adquirido un color verduzco y es frecuentado por miles de mosquitos e insectos de toda índole.

En breve se deberá hacer un plan para trabajar en conjunto en el que distintos ingenieros y especialistas diseñen un plan que quite tan lamentable problema del barrio de Bella Vista para siempre. De momento sólo se han producido soluciones temporales que desaparecen en cuanto llueve. Hasta que no se trabaje a fondo y se haga una inversión de unos 70 millones de pesos (según afirmó el ingeniero del síndico) las gentes de Bella Vista seguirán sintiendo pánico cada vez que aparece una nube gris por el horizonte.

Fanny dejó una semilla en Bella Vista y ahora sus vecinos quieren hacerla germinar hasta disfrutar a plenitud la dignidad de vida que merece todo ser humano.