A poca distancia de una congestionada calle en Santiago, República Dominicana, situada entre cayenas, bajo la sombra de árboles de mango, algunas mujeres trabajan silenciosamente para lograr un cambio en su comunidad.
Ellas viven en Gurabo, un área pobre y semi-rural al noreste de Santiago, produciendo velas hechas a mano como parte del trabajo de Oné Respé, una organización no gubernamental cuya directriz espiritual es servir a las necesidades de los pobres. Las velas – cada una de las cuales es hecha a mano en un taller techado de cana - representan no tan solo una fuente de ingresos para la organización, sino una fuente de esperanza para la comunidad, particularmente para aquellos afectados con el VIH/SIDA.
Oné Respé busca cicatrizar las heridas causadas por las múltiples formas de violencia- racismo, sexismo, injusticia política y económica- a través del trabajo compasivo y solidario en comunidad basado en la oración y la reflexión.
De especial preocupación son las necesidades de los mas desposeídos entre todos, que en la República Dominicana usualmente son los emigrantes haitianos y sus descendientes.
Iniciado en el 1990 con sede en un pueblito en las afueras de Santo Domingo, así como en Santiago, el nombre y símbolo de la organización son indicadores de la esperanza de sanación entre las dos naciones que comparten la isla de Quisqueya (bautizada como La Hispaniola por Cristóbal Colón). “Oné Respe” ( O-nei res-pei) es una expresión muy común en el dialecto Cróele, un saludo utilizado con frecuencia en el campo. Cuando un visitante llega a un hogar, anuncia en voz alta: “Oné” (honor). Si desde adentro le responden: “Respé” (respeto), entonces procede a entrar. Este ritual pretende recordarnos el honor y respeto que cada ser humano se merece, en todo momento. La paloma, que es el icono de la Organización, representa la Paz, y tiene la forma de la isla de la Hipaniola (Haití al Oeste y la República Dominicana al este), nos recuerda las palabras de Jean-Bertand Aristide en su primer discurso ante las Naciones Unidas en el 1991 luego de convertirse en el primer presidente electo democráticamente: “Somos dos alas de un mismo pájaro y una no puede volar sin la otra”. Este es un llamado no solamente a la sanación entre las dos naciones, sino entre las naciones ricas y las pobres, pues todos somos interdependientes.
En el comunicado de su misión, Oné Respé aspira a ser una organización de “ Reflexión, Encuentro y Solidaridad.
Para REFLEXIONAR sobre las causas y manifestaciones de la violencia y el sufrimiento, que resultan, sobre todo, en la discriminación, exclusión y pobreza. Para REFLEXIONAR sobre la cultura dominante de la “violencia redentora”y sobre la emergente cultura de la solidaridad. El ENCUENTRO a través del establecimiento de cadenas de solidaridad a niveles locales, regionales e internacionales, y unificar nuestros sueños, fortalezas y sapiencias. Llegar a la SOLIDARIDAD, porque reconocemos, como principio, aquello que tenemos en común: La vocación del “NOSOTROS”, como personas, como hijos de Dios, como humanidad, como Creación, hermanos y hermanas en igualdad....”
Desde su fundación, el trabajo y ministerio de Oné Respé se ha manifestado en la educación (primordialmente en forma de escuelas comunitarias primarias y pre-primarias) y en los derechos humanos. En los años recientes, la creciente incidencia de casos de VIH/SIDA en la República Dominicana ha llevado a la organización a establecer una “Casa de Salud” para acompañar y suministrar tratamiento físico, sicológico y espiritual a los individuos infectados y a sus seres queridos. Este llamado a servir a los mas “desposeídos de todos” de esta manera llegó de manera inesperada, pero se hizo evidente debido a la práctica de escuchar contemplativamente y al actuar sobre lo escuchado, lo que constituye el corazón de la misión de Oné Respé.
El taller en que se fabrican estas velas, sostiene a la comunidad de diversas maneras. Es una fuente de empleo a tiempo completo y a medio tiempo para muchas jóvenes, algunas de las cuales son portadoras del virus ó son parientes de algún paciente infectado.
Provee un medio de expresión creativa y una oportunidad de co-crear belleza para otros miembros de la organización y de la comunidad, ya que docenas de personas ofrecen su tiempo como voluntarios en el taller durante el transcurso de un año. De igual modo, provee recursos financieros importantes para el funcionamiento de “La Casa de la Salud” y el sostenimiento de los pacientes infectados.
Ayuda internacional y algunas Organizaciones humanitarias proveen fondos para la educación y prevención del virus VIH/SIDA, pero muy poca asistencia se recibe para el tratamiento de las personas infectadas. Oné Respé tiene la certeza de que el acompañamiento y tratamiento de aquellos que son ya portadores es un elemento crucial para la prevención. Muchos de los que contraen VIH ignoran por mucho tiempo que lo tienen; otros se escudan en la negación por temor al abandono y la marginación por parte de sus parejas, familias, ó comunidad; Otros, una vez descubren que lo tienen, van de una comunidad a otra donde nadie conoce su historia y pueden “empezar de nuevo”. En todo caso, estas personas continúan trasmitiendo la enfermedad.
Oné Respé cree que es fundamental para los portadores el permanecer donde la gente si conoce su historia. En su ministerio, proveen un ambiente seguro, libre de juicio y discriminación en el cual pueden vivir y recibir tratamiento. Todos los pacientes llegan a una pobreza extrema que no les permite comprar los medicamentos, muchos de ellos piensan que contrajeron el VIH a través de un estornudo ó por el tacto, muchos se preguntan si Dios los está castigando por sus pecados pasados. Dentro de la casa de la salud, pueden recibir medicamentos, educación y guía espiritual; esta forma multi-facética de enfrentar la situación es la más efectiva y más humana de acompañar a los portadores y frenar la propagación del SIDA.
El trabajo de la casa de la salud de Oné Respé es exitoso debido al compromiso fundamental de ver a cada persona como una parte del NOSOTROS comunitario, como a un hijo del Creador, como a un hermano ó hermana merecedor de honor y respeto, de paciencia y perdón, de amor y compasión. Es también exitoso debido a estas velas, que ahora se venden internacionalmente al igual que en la República Dominicana. Por favor, comparte estas velas y esta historia con tus seres queridos de manera que nuestra red de solidaridad pueda expandirse. Mientras enciendes tu vela, por favor ora para que la Luz de la esperanza continúe también creciendo en nuestro mundo.